martes, 6 de marzo de 2012

A veces siento que cada instante que no estoy presente es un desperdicio de vida. Cada momento en el que mi mente está divagando en otros mundos, en el futuro, en el pasado, en la imaginación de posibles situaciones, es un momento desperdiciado. Un momento en el que no aprecio la belleza de la vida que me rodea, de la canción que estoy escuchando; un momento que paso por alto, en el que no me doy cuenta de lo que estoy tocando ni de lo que estoy cantando. Porque todo eso sólo existe en el ahora.

Una vez que has probado el paraíso, ese instante queda grabado en ti con una marca indeleble que te hace querer volver una y otra vez a ese estado de apreciación de la belleza absoluta, ese estado de paz. El simple hecho de poder escuchar una de tus canciones preferidas como si fuera la primera vez ya hace que merezca la pena el esfuerzo que requiere entrar en el presente, liberarse de las garras de la mente (tan tentadoras por otra parte) y simplemente ser.

No hay comentarios: