sábado, 18 de diciembre de 2010

Ya nadie grita. ¿Rebeldía? Nisiquiera un conato de eso. Más bien todo apagado y encerrado. Y las almas, cogiendo polvo en la estantería. Mamando frente a una pantalla. Nosotros mismos nos construimos nuestra prisión con el vicio y el tedio. Más bien no queremos salir de ahí, más bien nos quejamos desde la opulencia. Somos del mar y de la tierra, del aire y el árbol, no del teclado y el ratón, ni de el cemento y el cristal. Relegados ante lo virtual, alienados, individualizados, sin conciencia. Conectados y desconectados. Separados. Hay mucha crisis, hay mucha crisis, la cosa está mu mala, la cosa esta muy mala. Se derrumba lo prístino, se derrumba lo perfecto, se derrumba la ilusión, se derrumba la imagen.

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